Alphonse de Lamartine, escritor y político francés, decía que solo el egoísmo tiene Patria, la fraternidad no la tiene. La cita me viene a la mente cada vez que llego a un lugar en el que me esperan mis Hermanos. Puedo recordar el modo en el que fui recibido en diferentes países, por Hermanos de distintas obediencias, y todos esos recuerdos son gratos. Sin embargo en estos últimos años, en los que por azarosas causas del destino –o por una gracia inmerecida– he viajado con frecuencia por mis responsabilidades para con el Régimen Escocés Rectificado y la Orden a la que pertenezco (Gran Priorato de Hispania), esta sensación de que la fraternidad no tiene Patria adquirió una dimensión especial.
Hace ya una década, un grupo de masones argentinos comenzábamos la
temeraria tarea de desembarcar la antigua tradición cristiana del Rito Escocés
Rectificado en tierras sudamericanas. En un continente en donde el Rito Escocés
Antiguo y Aceptado reinaba desde el siglo XVIII, acompañado minoritariamente
por los ritos de procedencia inglesa, el RER era algo exótico, un primo
desconocido. En países en donde la palabra “masonería” es todavía casi un
sinónimo de “destripa-fraile” hablar de masonería
cristiana parecía un oxímoron.
Desde
luego que no fue fácil difundir los orígenes de esta antigua tradición europea
de una masonería caballeresca cuya partida de nacimiento es institucionalmente
anterior a los ritos arraigados en América Latina. Claro que no fue fácil.
Decía
que la tarea era temeraria –y realmente lo fue–, no solo porque pronto se
manifestó la hostilidad de aquellos que verdaderamente creen que la
francmasonería surgió espontáneamente en la modernidad, como consecuencia de una
sociabilidad basada en el libre pensamiento (olvidándose de en qué se inspiraban los
masones medievales y en nombre de qué construían miles de catedrales e iglesias),
sino porque desde un principio, desde los primeros viajes a la Casa de la
Orden, en Barcelona, teníamos claro que el objetivo no era solo el de levantar
columnas de una Logia en Buenos Aires sino el de traer el RER a Sudamérica. Por
otra parte no se trataba éste de un RER edulcorado, adaptado a la modalidad
impuesta por quienes solo reconocen los tres primeros grados simbólicos de
Aprendiz, Compañero y Maestro, sino de un RER en su máxima ortodoxia, cuya
bisagra y bandera es ese cuarto grado de la Clase Simbólica denominado Maestro Escocés de San Andrés, poseedor
a su vez de una Clase Caballeresca que conforma la Orden de los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa. Ese era el
desafió. Porque aquí no había Maestros Escoceses de San Andrés, ni mucho menos CBCS.
Había que formarlos.
Con César Rivera, Gran Visitador General, Representante del GPDH en Bolivia
junto a los HH. con responsabilidades de gobierno en las Logias de la Orden Rectificada
De
modo que en esa primera etapa los viajes a Europa se volvieron
frecuentes hasta que pudo lograrse la masa crítica de HH.·. Maestros Escoceses,
y luego el número de Caballeros –armados en Barcelona– que nos permitiese crear
la primera Encomienda, y luego otras dos y, más recientemente, una Prefectura.
Pero a poco de andar sucedió, en aquellos primeros tiempos, que un importante grupo de HH.·. bolivianos,
encabezados por el M.R.H. César Rivera decidieron levantar sus primeras Logias
en el Oriente de Cochabamba. Luego se sumarían los HH.·. chilenos liderados por el M.R.H.
Pedro Morales Segura. La tarea dejó entonces de constituir una temeridad
para convertirse en el desafío de un crecimiento prolongado.
Hace
algunos días, en la sede del Gran Priorato de Hispania en Bolivia, dimos un
paso muy importante, dejando plantados los cimientos para la creación del
primer Directorio Escocés Provincial en América Latina, que es la denominación equivalente,
en nuestro Régimen Escocés Rectificado, a una Gran Logia Provincial. Diez años
después de aquel inicio, el RER en suelo hispanoamericano se encuentra a punto
de completar la estructura de sus Logias y Capítulos bajo el estandarte del
GPDH.
En
estos años se sucedieron al frente del Gran Priorato de Hispania tres masones
que confiaron en nosotros y apoyaron este proyecto: los MM.RR.HH., Ramón Martí,
Josep Martí –que vendría en varias oportunidades a tierras americanas– y su
actual Gran Maestre, Ferrán Juste. Esperamos que el próximo viaje de
dignatarios de la Orden Rectificada con asiento en Europa a estas latitudes sea
con el objeto de instalar el mencionado Directorio Escocés Provincial.
Entre
las principales actividades llevadas a cabo en Bolivia se destacan las
ceremonias en las han sido hechos Maestros Escoceses HH. quienes tendrán la
responsabilidad de conducir nuevas Logias, en particular la que se creará próximamente
en la ciudad de Sucre, “Et Vires Voluntatis Nº 12” a partir del Triángulo que ya funciona allí, tal como también ocurre en Santa Cruz de la Sierra. Fueron días intensos dedicados a la instrucción masónica y a las
cuestiones administrativas necesarias para el cumplimiento de los objetivos del
RER. La próxima constitución de autoridades provinciales marcará un paso definitivo
y será, para algunos de nosotros, una meta cumplida y el inicio de una nueva
etapa.
Pero
volviendo a aquello de que la fraternidad
no tiene Patria, quiero expresar mi agradecimiento a los HH. de Bolivia por
todo el afecto y las atenciones recibidas. Es verdad que cada país tiene una idiosincrasia
masónica diferente y que, aunque compartimos una misma raíz cultural, los
sentimientos y las costumbres varían en cada lugar. Es muy relevante que en
Bolivia la masonería se proyecte fuertemente hacia el interior de las familias
y que los HH. compartan permanentemente actividades que incluyen a sus esposas
y sus hijos. Esto es algo que no deja de sorprenderme por su intensidad y por el sentimiento profundo de amor que une a los miembros de nuestra Orden Rectificada en este querido país. Habla muy bien de todos ellos y especialmente de sus líderes.
Ya finalizando esta breve reseña quiero hacer una reflexión acerca del egoísmo del
que hacía mención Alphonse de Lamartine. En todos estos años vividos en el seno
del RER, con sus ciclos positivos y negativos, con sus dulzuras y también sus
amarguras –porque toda construcción humana es compleja– si hay algo de los que
podemos estar orgullosos los masones rectificados de esta parte del mundo, es
que siempre se antepuso el bien general como la razón de nuestros trabajos, y
que cada uno, en la medida de sus fuerzas fue tan valiente como capaz de pensar
en lo mejor para todos. Eso me produce una certeza, que permanece grabada en el corazón de los
Maestros Escoceses: Meliora Praesumo. Los tiempos mejores son aquellos que aun están por llegar.
la masoneria es LAICA Y APOLITICA
ResponderEliminarExiste una masonería laica y apolítica, pero es solo una. Otras no lo son. De modo que su comentario es en extremo simplista.
EliminarMe alegra de sobremanera el crecimiento y avance de la Orden Rectificada. Sobretodo en éstos díad de crisis - no sólo economica- sino tsmbién de valores morales. "Con paso firme rumbo al éxito" era la frase que pregonaba otra institución, y que se viene tiempos de trabajo pero de éxitos y satisfacciones, sigan adelante QQHH.
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