De Templo Salomonis Liber y otros textos de Masonería Medieval
Textos inéditos de Beda el Venerable y de Rabano Mauro
Eduardo R. Callaey
Manakel (Martinismo)
Madrid (2010)
Como se suele decir:
A todos los masones que el presente vieren:
La publicación de De Templo Salomonis Liber y otros textos de Masonería Medieval, es una antigua deuda pendiente que tenía conmigo mismo y con todas las personas -masones y no masones- que han colaborado en el vasto proyecto de dar a conocer el orígen específicamente monástico de la masonería. Esta obra, editada en la prestigiosa Colección Martinista de Editorial Manakel (Madrid), completa, o al menos amplía notablemente, el trabajo iniciado cuando publicamos, en 2004 el Ordo laicorum ab monacorum ordine, libro reeditado en 2006 con el título La masonería y sus orígenes cristianos.
Hasta ese momento no existían más que cabos sueltos respecto de la influencia benedictina en la masonería medieval. En un contexto secularizante, en donde los cristianos son apenas una expresión marginal dentro de la denominada masonería liberal adogmática, la obra fue descalificada a tal extremo que vale la pena citar una anécdota para trazar el marco de la controversia. En una de las tantas "mesas" en las que mi tesis era vapuleada por mis HH.·. adogmáticos uno de ellos, actual autoridad de alto nivel en la GLA, cuando ya casi no había argumentos que esgrimir en contra de mi planteo, dijo finalmente ¿Y cómo puedo estar seguro de que la traducción de estos textos medievales es verdadera? Aunque parezca irrisorio, este H.·. prefería pensar que quien tenía adelante lo estaba engañando antes que aceptar que un monje cristiano había organizado las primeras logias medievales. Evidentemente no se trataba de un H.·. que debía pulir su Piedra Bruta sino de un H.·. bruto, pues el latín aún se estudia en escuelas secundarias, es lengua oficial de un Estado y goza de excelente salud en el mundo académico.
Desde entonces supe que tarde o temprano deberíamos comenzar a publicar, al menos, aquellos textos que nunca habían sido traducidos del latín a lenguas vernáculas. La selección de textos de Beda el Venerable, de Rabano Mauro y de la vida de Wilhelm de Hirschau se deben justamente a eso, pues el resto de las fuentes pueden hallarse en ingles o en español, tal el caso de Teófilo, Honorio de Autum y otros.
Creo que para quienes han leído Los orígenes cristianos de la francmasonería, este nuevo libro les dará la posibilidad de ver las fuentes y encontrar nuevas relaciones entre los símbolos de la construcción y el Templo de Salomón. Para quienes no han leído los antecedentes, planteo a continuación algunos enunciados a modo de preguntas:
1.- ¿Sabía Ud. que los signos y toques de los distintos oficios nacieron en los monasterios? ¿Sabía que los artesanos que trabajaban en las redes de monasterios medievales daban prueba de su oficio y sus habilidades de acuerdo a estos símbolos? ¿Sabía que estos signos también eran utilizados por los templarios?
2.- ¿Sabía Ud. que fue en el siglo VIII cuando por primera vez se vinculó a los constructores medievales con la historia bíblica de la construcción del Templo de Salomón? ¿Sabía que el autor de este primer documento fue un benedictino inglés -padre de la Historia de Inglaterra- llamado Beda el Venerable?
3.- ¿Sabía Ud. que en el mismo siglo VIII, el mismo monje explicó, por primera vez, en qué consistía cuadrar la piedra bruta? ¿Sabía Ud. que a partir de entonces otros monjes, también benedictinos denominaban a los constructores Homines cuadrati, expresión que puede traducirse como Hombres en escuadra?
4.- ¿Sabía Ud. que el famoso documento denominado Manuscrito Cook está basado en bibliografía escrita por monjes benedictinos?
5.- ¿Sabía Ud. por qué a la Cámara del Medio se la llama del Medio? ¿Se lo explicaron en su logia? Pues bien, los benedictinos sabían porqué se llamaba Cámara del Medio. ¿Sabe por qué? Porque arriba había otra a la que sólo subían los "Venerables"
6.- ¿Sabe cuál es el origen de la palabra sagrada del Venerable Maestro? Sí, adivinó. La utilizaban los benedictinos para definir al constructor perfecto.
7.- ¿Sabía que para los benedictinos Adhoniram era la prefiguración del propio Cristo?
8.- ¿Sabía que todos estos documentos escritos entre el siglo VIII y XII están al alcance de su mano, en la Biblioteca más importante de su Ciudad?
9.- ¿Sabía Ud. que las primeras Constituciones que reglamentan los oficios de los constructores fueron escritas en el siglo XI por monjes benedictinos de la Orden Cluniacense?
Pues bien. Si Ud. es un masón al que no le interesa de dónde proviene toda la simbología y el sentido de su Orden, no pierda tiempo. Para mí da lo mismo que Ud. prefiera creer que a la masonería la inventaron cuatro logias de Londres en el siglo XVIII, o los filósofos del Siglo de las Luces y que es hija de la Ilustración.
Ahora, si Ud. quiere saber por qué nuestra simbología tiene un origen espiritual, más precisamente judeocristiano, monástico y medieval, lo invito a leer las dos obras que he escrito al respecto: Los orígenes cristianos de la francmasonería (Kier, Buenos Aires, 2006) y esta que ahora presento De Templo Salomonis Liber y otros texto de Masonería Medieval (Manakel, Colección Martinista, Madrid, 2010).
Puede que Ud. piense -al igual que algunos masones- que estos libros manipulan la historia. Pues bien, en ese caso puede pedirme, directamente, la bibliografía completa y la nómina de fuentes que he utilizado y se la enviaré con gusto, por mail y sin cargo. Luego de contrastar estos documentos le aseguro que Ud. podrá definir, con precisión, si debe otorgarle a los monjes la patente de invención de la simbología masónica o se la dejamos a los filósofos ilustrados del siglo XVIII. Créame, vale la pena sacarse la duda.
Y si Ud. no es masón, podrá entender que no existe una "Orden" masónica única y universal. Que quienes anuncian a la francmasonería como adogmática y que han suprimido de sus rituales a la Biblia, en realidad esconden un profundo desprecio por la religión -en particular hacia el cristianismo- y que existen numerosas corrientes que aún permanecen firmes a los antiguos deberes, trabajando a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, custodiando la invalorabe herencia iniciática del judeocristianismo.
A todos los masones que el presente vieren:
La publicación de De Templo Salomonis Liber y otros textos de Masonería Medieval, es una antigua deuda pendiente que tenía conmigo mismo y con todas las personas -masones y no masones- que han colaborado en el vasto proyecto de dar a conocer el orígen específicamente monástico de la masonería. Esta obra, editada en la prestigiosa Colección Martinista de Editorial Manakel (Madrid), completa, o al menos amplía notablemente, el trabajo iniciado cuando publicamos, en 2004 el Ordo laicorum ab monacorum ordine, libro reeditado en 2006 con el título La masonería y sus orígenes cristianos.
Hasta ese momento no existían más que cabos sueltos respecto de la influencia benedictina en la masonería medieval. En un contexto secularizante, en donde los cristianos son apenas una expresión marginal dentro de la denominada masonería liberal adogmática, la obra fue descalificada a tal extremo que vale la pena citar una anécdota para trazar el marco de la controversia. En una de las tantas "mesas" en las que mi tesis era vapuleada por mis HH.·. adogmáticos uno de ellos, actual autoridad de alto nivel en la GLA, cuando ya casi no había argumentos que esgrimir en contra de mi planteo, dijo finalmente ¿Y cómo puedo estar seguro de que la traducción de estos textos medievales es verdadera? Aunque parezca irrisorio, este H.·. prefería pensar que quien tenía adelante lo estaba engañando antes que aceptar que un monje cristiano había organizado las primeras logias medievales. Evidentemente no se trataba de un H.·. que debía pulir su Piedra Bruta sino de un H.·. bruto, pues el latín aún se estudia en escuelas secundarias, es lengua oficial de un Estado y goza de excelente salud en el mundo académico.
Desde entonces supe que tarde o temprano deberíamos comenzar a publicar, al menos, aquellos textos que nunca habían sido traducidos del latín a lenguas vernáculas. La selección de textos de Beda el Venerable, de Rabano Mauro y de la vida de Wilhelm de Hirschau se deben justamente a eso, pues el resto de las fuentes pueden hallarse en ingles o en español, tal el caso de Teófilo, Honorio de Autum y otros.
Creo que para quienes han leído Los orígenes cristianos de la francmasonería, este nuevo libro les dará la posibilidad de ver las fuentes y encontrar nuevas relaciones entre los símbolos de la construcción y el Templo de Salomón. Para quienes no han leído los antecedentes, planteo a continuación algunos enunciados a modo de preguntas:
1.- ¿Sabía Ud. que los signos y toques de los distintos oficios nacieron en los monasterios? ¿Sabía que los artesanos que trabajaban en las redes de monasterios medievales daban prueba de su oficio y sus habilidades de acuerdo a estos símbolos? ¿Sabía que estos signos también eran utilizados por los templarios?
2.- ¿Sabía Ud. que fue en el siglo VIII cuando por primera vez se vinculó a los constructores medievales con la historia bíblica de la construcción del Templo de Salomón? ¿Sabía que el autor de este primer documento fue un benedictino inglés -padre de la Historia de Inglaterra- llamado Beda el Venerable?
3.- ¿Sabía Ud. que en el mismo siglo VIII, el mismo monje explicó, por primera vez, en qué consistía cuadrar la piedra bruta? ¿Sabía Ud. que a partir de entonces otros monjes, también benedictinos denominaban a los constructores Homines cuadrati, expresión que puede traducirse como Hombres en escuadra?
4.- ¿Sabía Ud. que el famoso documento denominado Manuscrito Cook está basado en bibliografía escrita por monjes benedictinos?
5.- ¿Sabía Ud. por qué a la Cámara del Medio se la llama del Medio? ¿Se lo explicaron en su logia? Pues bien, los benedictinos sabían porqué se llamaba Cámara del Medio. ¿Sabe por qué? Porque arriba había otra a la que sólo subían los "Venerables"
6.- ¿Sabe cuál es el origen de la palabra sagrada del Venerable Maestro? Sí, adivinó. La utilizaban los benedictinos para definir al constructor perfecto.
7.- ¿Sabía que para los benedictinos Adhoniram era la prefiguración del propio Cristo?
8.- ¿Sabía que todos estos documentos escritos entre el siglo VIII y XII están al alcance de su mano, en la Biblioteca más importante de su Ciudad?
9.- ¿Sabía Ud. que las primeras Constituciones que reglamentan los oficios de los constructores fueron escritas en el siglo XI por monjes benedictinos de la Orden Cluniacense?
Pues bien. Si Ud. es un masón al que no le interesa de dónde proviene toda la simbología y el sentido de su Orden, no pierda tiempo. Para mí da lo mismo que Ud. prefiera creer que a la masonería la inventaron cuatro logias de Londres en el siglo XVIII, o los filósofos del Siglo de las Luces y que es hija de la Ilustración.
Ahora, si Ud. quiere saber por qué nuestra simbología tiene un origen espiritual, más precisamente judeocristiano, monástico y medieval, lo invito a leer las dos obras que he escrito al respecto: Los orígenes cristianos de la francmasonería (Kier, Buenos Aires, 2006) y esta que ahora presento De Templo Salomonis Liber y otros texto de Masonería Medieval (Manakel, Colección Martinista, Madrid, 2010).
Puede que Ud. piense -al igual que algunos masones- que estos libros manipulan la historia. Pues bien, en ese caso puede pedirme, directamente, la bibliografía completa y la nómina de fuentes que he utilizado y se la enviaré con gusto, por mail y sin cargo. Luego de contrastar estos documentos le aseguro que Ud. podrá definir, con precisión, si debe otorgarle a los monjes la patente de invención de la simbología masónica o se la dejamos a los filósofos ilustrados del siglo XVIII. Créame, vale la pena sacarse la duda.
Y si Ud. no es masón, podrá entender que no existe una "Orden" masónica única y universal. Que quienes anuncian a la francmasonería como adogmática y que han suprimido de sus rituales a la Biblia, en realidad esconden un profundo desprecio por la religión -en particular hacia el cristianismo- y que existen numerosas corrientes que aún permanecen firmes a los antiguos deberes, trabajando a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, custodiando la invalorabe herencia iniciática del judeocristianismo.
Eduardo R. Callaey
Ne varietur
enhorabuena Eduardo por esta nueva aportación a los orígenes cristianos de la masonería. No lo he leido pero espero poder hacerlo.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso.
José antonio Vázquez.
José Antonio, te agradezco tu enhorabuena y espero que cuando lo leas te resulte interesante, especialmente las traducciones de los monjes Beda y Rabano Mauro. También verás que algunas de las reflexiones personales tienen mucho que ver con asuntos que hemos conversado y temas que tu has planteado y que me han inspirado. Un afectuoso abrazo.
ResponderEliminarH RADICO EN EL PERU , COMO PUEDO HACER PARA CONSEGUIR VEUTRO LIBRO ?
ResponderEliminarALBERTO CASAS
acasasl@hotmail.com