lunes, 1 de agosto de 2011

Hacia la Primera Logia Rectificada en Argentina





Hacia la Primera Logia Rectificada en Argentina

Hace ya tres años, un pequeño grupo de Maestros Masones provenientes, en su mayoría, de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, iniciamos una tarea que parecía imposible: Establecer en la República Argentina una Masonería Cristiana, firmemente anclada en la más pura tradición masónica escocesa, aquella que fuera barrida sin piedad por el fervor revolucionario de los jacobinos.

Parecía imposible porque, a veces, el signo de los tiempos se lleva puesta, con su marea implacable, cualquier otra versión que difiera del pensamiento único. En esta región del mundo, la masonería hegemónica –o al menos la que intenta serlo- se ha definido marcadamente agnóstica, descreída ella misma del fenómeno iniciático como centro mismo de la actividad masónica y herramienta eficaz a la hora de erradicar en sus filas cualquier sesgo de espiritualidad, salvo aquella que definen como espiritualidad laicista.

Pero hay quienes descreen del poder de las mareas, o se sienten capaces de resistirlas, porque como dice la canción de un catalán la marea sube y luego baja. Hay quienes descreen también que el mundo del siglo XX haya asistido a los Funerales de Dios, como tan magníficamente lo definiera A. N. Wilson en su libro homónimo. Porque finalmente, hay quienes descreen que haya una razón inapelable que nos obligue a acatar lo que piensan las mayorías, por el hecho de ser tales. La Masonería, la de los iniciados que desde hace siglos caminan con sigilo por la tierra, transformando la Piedra en sus propios corazones, mantiene un mensaje en clave, que sólo puede descifrarse en el silencio del Santuario Interior y ya sabemos que las muchedumbres son bulliciosas y que, en medio de ellas, no hay silencio, ni paz, muchos menos conciencia del propio mandato que el Señor nos tiene reservados a cada uno de nosotros.

Así que, buscando ese silencio y esa paz, este grupo de Maestros Masones buscamos terminar con las disputas eternas acerca de la naturaleza del GADU, de si La Biblia o un libro en blanco, de si la regularidad –que modifica los rituales a su antojo según el curso de la historia con minúsculas- reside en la forma o en el  espíritu, decidimos buscar Santuario, literalmente dicho, en una de las masonerías tradicionales más antiguas de Europa y recuperar una tradición iniciática netamente cristiana en las que pudiéramos trabajar nuevamente como aprendices, puliendo nuestra propia Piedra Bruta.

Nació así el Triángulo Rectificado Cruz del Sur Nº 7 en los Valles de Buenos Aires, con Carta Patente conferida por el Gran Priorato de Hispania, potencia rectora del Régimen Escocés Rectificado para las antiguas provincias de Aragón y León, restaurada en España y reconocida por el Gran Priorato de las Galias. De ese modo, merced a la confianza de nuestros hermanos españoles, es que pudimos establecer el primer cuerpo Rectificado en nuestro país.

Hace pocos días, el Gran Priorato de Hispania ha anunciado que el Triángulo Rectificado Cruz del Sur Nº 7 será consagrado Logia de San Juan en una ceremonia a realizarse en Barcelona el próximo 1º de octubre. Será el momento de asumir el compromiso de una nueva etapa, de repasar los acontecimientos de estos años de preparación y de comenzar a apoyar el nacimiento de nuevos Triángulos Rectificados en la República Argentina.

Creo, y lo he dicho con frecuencia, que la masonería sufre un profundo proceso de fragmentación, que seguramente se acentuará en los próximos años, siguiendo los pasos de lo que ocurre en Europa. Sus causas son diversas, pero de seguro no tienen que ver con los principios y los valores de nuestra augusta fraternidad sino con la inmensa confusión –babeliana diríamos- que afecta al mundo posmoderno, al hombre líquido que ha venido a reemplazar al varón, noble de espíritu, atado al honor, a la caridad y a la defensa del más débil. En medio de esta fragmentación creciente, el mantenimiento de un Régimen que ha sido capaz de mantener un Rito sin fisuras ni modificaciones desde el Convento de Wilhelmsbad, en 1782, es un raro privilegio, como lo es el hecho de sostener que existe, viva y vigorosa, una masonería caballeresca, aglutinada en una tradición iniciática plenamente cristiana, con todo el peso, la carga y la responsabilidad que esto implica. A todos los que nos han apoyado nuestro agradecimiento. El Rectificado crecerá y sus puertas permanecerán abiertas para todos aquellos que saben golpear de la manera correcta y saben por qué lo hacen.     

1 comentario:

  1. Hermoso artículo y aplaudo con entusiasmo la tan esperada iniciativa,tan necesaria frente a la hegemónica intenciónalidad de la masonería del Rito Escocés Antiguo y Aceptado de ignorar y hacer desconocer lo que llamamos la verdadera tradición iniciática, que nos llega desde las lejanas edades, y que nos ofrecen la posibilidad de la construcción efectiva del templo interior.
    El REAA, bastardeando las sagradas enseñanzas verdaderamente herméticas, las pinta de someros consejos morales apropiados al aburguesado estilo del salón rococó o, en todo caso, a la ética honesta y altruista del hombre común, observante de lo necesario al “bien público”, pero hasta ahí nomás, y sin ninguna alusión a la imprescindible muerte del Ego para que renazca el Maestro Hiram asesinado por los tres traidores. Toda interpretación hermética, cabalistica o alquímica en los talleres, es tildada por los “profanos con mandil”,(como dijo el VM.: Carlos Raitzin), como supersticiosa y mística, haciéndose gala del flagrante desconocimiento de las grandes diferencias irreconciliables que existen entre la Teurgia Ocultista y la Mística contemplativa.

    Existe otra masonería, una masonería realmente OPERATIVA en el sentido de René Guenon, entendiendo por "operativa" a la masonería que se dirige a un efecto determinado y más allá de la “mera especulación filosófica”. Esta masonería “operativa” impone una triple revolución, necesaria para la triple independencia de nuestros “países” personales: el “país físico” debe ser liberado del vicio, de la gula, la pereza, la lujuria, la concupiscencia”. El “país” psicológico debe ser liberado del prejuício y de la ignorancia, de la crítica y de la falsa virtud. Deberá conquistarse una real humildad a todsa prueba y matar progresivamente al Ego. El “país espiritual”, la Nueva Jerusalem, debe ser tomada por asalto en cada iniciación. Estos son, a mi humilde entender, los propósitos de la Real Masonería, el Real Arte. O la masonería es operativa, o no es masonería. Es simplemente arquitectura y albañilería. Aquí caben el R.E.R., que recoge la antigua tradición de la Gnosis y la Cabbalah Cristianas, las que, por desgracia, fueron depositadas en las corporaciones de constructores por los maestros rosacruces, y que desconocieron las logias orientadas en el REAA.

    Eduardo Morguenstern. 24º.

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